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SUYAI: UN CUENTO INCLUSIVO PARA REFLEXIONAR

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Cuenta una leyenda que en una lejana tribu, justo donde el horizonte aparece, vivía el pequeño Uhueco, un solitario y diferente chiquillo que vivía en su mente, aislado del resto del mundo. Suyai era su única compañía, a quien apenas escuchaba pero nunca le veía. Uhueco prefería a su amigo imaginario Calihue, pero entre más pasaba con él, menos escuchaba a Suyai. Suyai sentía frustración y tristeza al ver a Uhueco.

Un día, Suyai buscó al viejo Buraleo, para pedirle su guía: “¿Cómo puedo ayudar a Uhueco? ¿Qué hago para apoyarlo?”. “Siempre hay más de una forma”, dijo Buraleo, “pero la pregunta es ¿por qué quieres hacerlo?” “Quiero que sea feliz, que sea como todos, darle todo de mí, que vea el mundo a través de mis ojos” respondió Suyai. Buraleo tomó cinco astillas de madera y le pidió que tomara una. Tras Suyai seleccionar una, Buraleo respondió:

“Esta es la historia que has seleccionado… Hubo un tiempo, cuando el tiempo era pequeño y la vida aún no conocía al tiempo, que el gran Sol empezó a tener hijos, a quienes llamó Días. Todos ellos eran cielos azules interminables, algunos de ellos, con ligeras manchas blancas… Pero su única hija era entera gris, con manchas negras, quien frecuentemente lloraba al verse diferente, y prefería no juntarse con sus hermanos. Sus hermanos trataban de enseñarle como no llorar y sonreír, y así fuera azul como ellos… Pero al no poder lograrlo, más frustración y tristeza le generaba, haciéndole llorar más y aislándose más. Cuenta la historia que un día el Sol preguntó a su hija, que veía en la tierra cuando ella la visitaba, a lo que respondió que quienes vivían en la tierra jugaban felices cuando sus hermanos les visitaban, pero se resguardaban cuando ella aparecía… Y al llorar más, todos se escondían más de ella, y más tristeza sentía… “Hija mía”, dijo el Sol, “mira un poco más… Cada vez que apareces, y tras tu presencia, la vida en la tierra se regenera… gracias a ti, hija mía, las plantas reverdecen, y las corrientes de agua alimentan el planeta… es precisamente porque eres diferente, porque tus manchas negras riegan todo a su paso, que todo es como es”.

La historia concluye, dijo Buraleo, que al sentirse tan especial, sonrió en los brazos de su padre, formando colores en el cielo”. Un largo silencio recorrió el lugar… Suyai corrió a abrazar a Uhueco sin decir ni una sola palabra, mientras recordaba las últimas palabras de Buraleo “Hay más de una forma para que todo fluya, Suyai”… Dice la leyenda que tras el profundo abrazo, por primera vez sintió como Uhueco le miraba…

Concluye la leyenda que con el paso del tiempo Uhueco llegó a ser la palabra para expresar “soledad”, Calihue para “lugar solitario”, Suyai para “esperanza”, y Buraleo para “agua que fluye con numerosas corrientes”.

El cuento es parte de los cuentos desarrollados para el Dispositivo de Educación Inclusiva DITS Life [Ver Info], desarrollado especialmente para discutir en Centros Educativos de lo importante que es abrazar la diferencia y no rechazarla. Lo dejo a tu disposición para que puedas compartirlo con tus cercanos. ¡La Inclusión la construimos entre todos!

Del Autor



Guillermo Montúfar

Empresario, Asesor y Catedrático Universitario en Centro y SurAmérica, actualmente laborando tanto en Universidades en Chile, impartiendo clases en programas de Post Grado, como Director de Proyectos y Programas de Fondos de Cooperación. Gerente General de las empresas de Grupo Tecnología. Posee... [ver más]
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