Innovación
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INNOVACION COLABORATIVA… DEVELANDO LA GRAN CONSPIRACIÓN

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“Las almas nobles son como la madera del sándalo, perfuma hasta el hacha que las golpea”. Proverbio Hindú

Cuando empecé a buscar sobre su veracidad en internet, encontré muchas referencias que incluso se atreven a evidenciar está ya entre nosotros… Videos, fotografías, testimonios, hasta documentales… Sin embargo, aún cuando el tema se conversaba abiertamente en ocasiones en las reuniones, parecía ser que no era más que un gran mito o el producto de la mente creativa de unos pocos que se habían encargado en hacernos creer en que su existencia es veraz.

Pero si era cierto ¿Por qué no era ampliamente difundida? ¿Por qué no había más cobertura de un tema tan relevante? ¿Qué es realmente todo aquello? ¿Se podrá realmente evidenciar su existencia? Más dudas que respuestas… Esto dio origen a mi búsqueda por develar la Gran Conspiración de “La Innovación Colaborativa”.

Paso 1: Dónde se origina la realidad tal cuál la conocemos

En mi búsqueda por develar el misterio, mi primer paso fue cuestionarme qué tan real es. Pero no pude avanzar sin cuestionarme antes qué iba a entender por “real”. Y en ese afán, mi búsqueda empezó en la construcción de la realidad.

Muchos son los autores que hablan de la construcción social de la realidad como el producto de una permanente confabulación de dos sistemas que interactúan en nuestro cerebro: uno ágil, eficiente, que no cuestiona, pero es el encargado de la toma de decisiones continua; y uno lento y pesado, crítico, muy demandante de energía, encargado de procesar los problemas cuya respuesta previa no está en nuestro cerebro, el cual es responsable de nuestro aprendizaje, de cuestionar las bases de nuestra forma de ver la realidad, e incluso de fijarnos las grandes metas y fijar la forma de avanzar hacia ellas. El ejemplo clásico es el aprender a manejar, desde una bicicleta a un auto, es la misma interacción: en un inicio, la coordinación y el estar pendiente de cada detalle hace que el proceso de aprendizaje sea difícil, lento y tedioso, lleno de un proceso de ajuste continuo (mientras opera el cerebro lento) hasta que por fin lo logramos. Una vez aprendido, es sencillo y lo hacemos en automático, con mínimos o ningún cuestionamiento, e incluso incorporar variaciones es un proceso relativamente corto (la parte ágil toma el control).

Del mismo modo es como construimos sociedad y finalmente nuestra realidad social. Existe una etapa en la cual vamos asimilando la realidad en la que vivimos, nuestra posición frente a los problemas y creencias sociales, e incluso nuestro propio rol y razón de ser en la vida. Una vez construimos una percepción, no queremos cuestionar más, y dejamos que sea nuestro cerebro ágil que tome decisiones sobre como mantener el Statu quo. Nos volvemos poco críticos de nuestro rol, y caemos en una especie de letargo, en el cual, a lo mucho, caemos en la miopía cerebral de creer que “alguien” siempre es el responsable de todo y debe hacer “algo” por mi y los demás… como cuando conduces… La idea es seguir la ruta que ya alguien trazó, sin cuestionarse si hay otra opción… O incluso rutas alternas para hacer más eficiente el trayecto o incluir nuevos beneficios en el trayecto.

Al entrar en automático nos olvidamos que el control siempre está en nuestras manos. Olvidamos que al solo criticar el entorno sin hacernos cargo del cambio, destruir lo avanzado sin sumar soluciones constructivas, no solo no se logra el resultado esperado ni en el corto ni en el largo plazo, sino peor aún, solo logramos hacer más difícil y complejo aquello que estábamos criticando.

Y ahí la gran revelación de mi primer eslabón: La realidad social es más que un conjunto fijo de marcos de referencia de los cuales no se puede salir… Es un colectivo de “automáticos” los cuales, si no me esfuerzo en cambiar el sistema de mi cerebro a cargo, hacia aquel capaz de cuestionar y aprender, hacia aquel que realiza que el control está en mis manos en pro de mis metas, hacia aquel que busca constructivamente nuevas opciones, conduciré mi vida a un continuo vivir para trabajar y trabajar para vivir. Pero si realizo que el control siempre ha estado en mis manos, construir una nueva realidad si es posible. Y es una verdad que siempre ha estado ahí…

Paso 2: ¿Por qué innovar es tan poco popular?

Avanzando en develar el misterio, mi búsqueda se dirigió a documentar por qué en algunos países la innovación es mucho más cotidiana y presente en el día a día, mientras que en otros, aún con fuertes incentivos en múltiples niveles, incluyendo financieros, la innovación pareciera ser que es para unos pocos afortunados que nacen con la estrella en la frente. Después de todo, la construcción social y el mecanismo dual del cerebro es parejo para todos, no importando dónde se encuentre la persona.

Nuevamente encontré innumerables fuentes que hablan de una construcción social muy importante, cuya concepción varía significativamente de cultura a cultura: La diferencia entre el fracasar y el ser fracasado. Al revisar la biografía de muchos de los grandes líderes de la humanidad, en diferentes aristas, es una historia de desaciertos y errores, caídas y fracasos, pero igual de perseverancia, de atreverse y levantarse, de identificar la lección aprendida, de encontrar la oportunidad que solo se puede identificar desde el fondo, y finalmente, de tomar el control. De hecho, los grandes directores de empresa que han dejado y siguen dejando huella en el mundo, en promedio han quebrado 7 empresas antes.

Es fascinante la historia de cómo nació el color púrpura. Más que buscarlo, un adolescente de 17 años, William Perkin, químico, buscaba en su casa desarrollar una droga sintética para las tropas a partir del alquitrán. El resultado, no solo fue un enorme fallo de su experimento, sino el puntapié inicial a la industria del color sintético en los textiles, masificando el color a todos los estratos sociales. Perkin no solo fue quien lo descubrió, sino más bien, quien lo comercializó y masificó. Desde entonces, el color no fue cuestión de clases sociales, sino más bien de gustos personales. Su historia de innovación da cuenta de cómo, para el que está dispuesto y preparado, los errores, fracasos y caídas vienen de la mano de oportunidades.

En los países y culturas que ven el fracaso como parte del proceso de aprendizaje, y le valoran por mucho sobre el que no hace nada por temor a equivocarse, la innovación es diaria y parte su forma de vida. En aquellos que al equivocarse, le sancionan o marcan para cerrarle las puertas, tildando a la persona de fracasado, la innovación es muy esporádica.

Y ahí la segunda revelación: Para innovar no solo es necesario cuestionar el sistema usando el cerebro crítico, sino también estar dispuesto a equivocarse y valorarlo como una forma de crecimiento. Entre menos innovadora la cultura donde se está inmerso, más apasionado se debe ser por el cambio deseado, pues más puertas se cerrarán en el camino.

Paso 3: ¿Colaborativa? ¿Realidad o ideología? ¿Dónde están los límites?

Mi último eslabón por develar en esta gran conspiración es si esta innovación tiene sentido realizarla en forma colaborativa. Después de todo, pareciera ser que eso de entre “todos” hagamos algo, termina cediendo el espacio al que todos critican y proponen, pero finalmente nadie hace nada…

Más que buscar datos en general, preferí analizar un solo caso, y a partir de él, extrapolar para validar si se puede extraer una ley o regla común. El caso fue la entonces innovadora enciclopedia Encarta de la gigante empresa de software Microsoft. Un proyecto que nace tras querer esta participar del innovador mercado de las enciclopedias digitales, un mercado iniciado por la Enciclopedia Compton's en 1989, primera enciclopedia lanzada en CD-ROM. Tras años de desarrollo, muchos fondos y un enorme equipo de desarrollo, la Encarta fue lanzada en marzo del 93 con alrededor de 22.000 artículos. En pocos años, esta iniciativa no solo se posicionó como líder indiscutible de su mercado, pero también básicamente hizo desaparecer a las enciclopedias en papel, e incluso acabó con la enciclopedia Británica. Encarta acabó siendo una gran línea de negocio para Microsoft. Un claro ejemplo de innovación basada en recursos y detección de nuevas oportunidades.

Sin embargo, la historia no termina.

A inicios del 2001 nace, liderada por Jimmy Wales y Larry Sanger, una nueva enciclopedia web, totalmente colaborativa, a la que llamaron Wikipedia, administrada por la Fundación Wikimedia, sin fines de lucro, cuya financiación se basa en donaciones, uno de los 10 sitios más populares del mundo, proyecto que ya en septiembre de 2004 alcanzó 1 millón de artículos en 100 idiomas. Un proyecto que con escasos recursos hizo que para el 2009 la gigante Microsoft desistiera de su proyecto estrella. Una iniciativa colaborativa que se basa no en sus recursos, sino en articular los recursos de otros, socialmente. Buscar ejemplos de este tipo hay muchísimos, desde empresas de diferentes rubros que deciden colaborar, hasta organizaciones que hacen desarrollos abiertos: Uber, Python, entre muchos otros, dan cuenta de ello.

Y he acá donde se devela la Gran Conspiración de “La Innovación Colaborativa”: No solo es factible y una realidad, sino es el modelo emergente social, económico y ecológico, que está revolucionando todos los ámbitos y espacios del quehacer humano. No importa los recursos, no sumarse es estar condenado a desaparecer. Más aún, la innovación colaborativa parece disolver gradualmente la barrera de los recursos como limitante o barrera. Cuando una una innovación colaborativa surge y se difunde parte de dos preguntas: (a) ¿Por qué cambiar?, (b) ¿Qué cambio se busca?. El resultado: Sumar por la armonía social. Tomar el control y la dirección del cambio articulando a otros en una causa.

El sándalo, árbol originario de la India, parasita las especies de las raíces de otras especies de árboles, pero sin perjuicio para sus anfitriones, formando relaciones no obligadas con las otras plantas. Hasta 300 especies pueden albergar el desarrollo del árbol. Es utilizado en rituales como aromatizante para alcanzar la armonía espiritual. La innovación colaborativa es como la madera del sándalo, perfuma hasta el hacha que las golpea… Me despido con una frase que me encanta del gran Cervantes: "Cambiar el mundo, amigo Sancho, no es locura ni utopía, sino Justicia".

Del Autor



Guillermo Montúfar

Empresario, Asesor y Catedrático Universitario en Centro y SurAmérica, actualmente laborando tanto en Universidades en Chile, impartiendo clases en programas de Post Grado, como Director de Proyectos y Programas de Fondos de Cooperación. Gerente General de las empresas de Grupo Tecnología. Posee... [ver más]
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